sábado, 19 de octubre de 2013

¿PENSIONES INSOSTENIBLES?

La semana pasada nos publicaron un artículo en el Diario del Altoaragón acerca del tema de las pensiones. Hacía tiempo que me apetecía escribir sobre este asunto porque siempre que se habla de él en conversaciones privadas es recurrente el comentario acerca de su "inviabilidad". Desde luego, tal como se presentan los argumentos a los ciudadanos es normal que todos creamos que son insostenibles, pero hay que ir un poco más allá y profundizar en esos argumentos, de esta manera se desmonta enseguida el escenario que nos quieren presentar.

Os dejo aquí el artículo:

Todos hemos oído hablar del dicho “la información es poder”, pero, tanto o más poderosa que la información lo es la desinformación.

Un ejemplo claro es el actual debate sobre las pensiones. Según cálculos del propio gobierno, la última reforma supondrá 33.000.000 millones de euros menos en los próximos 10 años. Es una reforma que ha suscitado numerosos debates e intervenciones, una de ellas la del gobernador del Banco de España, que propone un sistema de capitalización de las pensiones porque el sistema público es insostenible.

Hace años que se quiere hacer creer al ciudadano que el sistema actual es inviable, utilizando principalmente dos argumentos: el bajo índice de natalidad española y la esperanza de vida cada vez mayor. Cada vez habrá más jubilados y menos personas que trabajen y contribuyan con sus cotizaciones al pago de las pensiones. Ahora bien, ¿por qué nunca hablan de la incorporación de la mujer y de los inmigrantes al mundo laboral español? ¿Acaso todos ellos no han incrementado la población trabajadora y por tanto cotizante de este país? Y, en segundo lugar, ¿por qué de forma sutil nos venden que las pensiones son una carga para el Estado? Un Estado Social y Democrático de Derecho, como en teoría es España, debería, como pretende el artículo 41 de la Constitución, garantizar un sistema público de Seguridad Social. Por tanto, no es una carga, es una obligación del Estado. Por el contrario, sí es una carga que tengamos que pagar la deuda de los bancos, pero no la pensión de nuestros padres y abuelos. Señalar igualmente que el artículo 10 de la Constitución reconoce la dignidad de la persona como fundamento del orden político y de la paz social, y, en el 50, obliga a los poderes públicos a garantizar la suficiencia económica de los mayores con pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas. Es por todo esto que el Estado debe garantizarlas, es su deber sufragarlas con las cotizaciones e incluso llegado el caso con los impuestos que pagamos los españoles. Y he aquí, a mí entender, la clave del problema español: los ingresos del país. Hay muchas rentas de capital, con pingües beneficios, que el Estado debería tener controladas exigiéndoles que contribuyan en proporción a sus ingresos. En definitiva, es necesaria una buena reforma fiscal, con un sistema tributario justo donde los que más tengan paguen más y donde se penalice y no se den amnistías a los evasores de impuestos.

Por contra, lo único que se les ocurre es hablar de establecer un sistema de capitalización. o lo que es lo mismo, que te abras un plan de pensiones en el banco de turno, esos que hemos reflotado con dinero público por jugar con nuestros ahorros y que vayas ahorrando durante tu vida laboral para pagarte tu jubilación cuando llegue el día, lo cual demuestra dos cosas: primera, que “los de arriba” no se enteran o no se quieren enterar (¿quién tiene hoy en día capacidad para ahorrar en un plan de pensiones si a la mayoría le viene justo llegar a fin de mes?), y segundo, que pretenden que la banca y las compañías de seguros sigan haciendo negocio con la clase trabajadora con más recursos a base de los planes de pensiones. Para el resto ya estará la caridad.

En conclusión, es necesario informarse bien, escuchar opiniones críticas que cuestionen lo “oficial” y luchar para evitar que esta tajada del pastel económico que quiere la banca, como son los ahorros de la Seguridad Social, pase a sus manos, porque ellos no miran por el interés colectivo, sino por el de sus balances contables y fundamentalmente por el reparto de beneficios entre sus accionistas y equipos directivos. Debemos en definitiva, defender nuestros intereses y no dejarnos enredar en los suyos.

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